Thursday, February 1, 2018

La esencia misma de las cosas

JULIA GONZÁLEZ CALDERÓN

Me gusta pensar que, a pesar de que el tiempo pase, la esencia de la gente cambia poco, y traigo dos ejemplos para reflexionar sobre el asunto. Todos los que somos de izquierdas tenemos que oír con sopor de vez en cuando a algún conservador diciendo que la victoria de tal partido político sería terrible, porque nos lo quitarían todo. ¿Quién no ha oído chorradas como que si ganara Podemos prohibirían la Semana Santa o nos quedaríamos sin papel higiénico como en Venezuela, o que a la gente que tenga segundas residencias la obligarían a prestarlas como viviendas sociales?

Pues a mediados del siglo XIX los burgueses conservadores pensaban exactamente en estos mismos términos de los liberales, a pesar de que estos se hallaban lejísimos de ser “rojos”: solo abogaban por derecho libre de asociación y reunión, prensa libre, educación para todo el mundo, sufragio universal… Cosas que ahora todos vemos como derechos elementales de nuestra sociedad. Para algunos, si ganaban los liberales la cosa iba a ser peor que en Venezuela. Así discuten dos señores de política en el clásico de la novela decimonónica Martín Rivas, de Alberto Blest Gana:

“-El derecho de asociación -dijo- es sagrado. Es una de las conquistas de la civilización sobre la barbarie. Prohibirlo es hacer estéril la sangre de los mártires y la libertad y además…
-Yo te viera hablar de mártires y de libertad cuando te vengan a quitar tu fortuna”.

Otra cosa que no cambian, aparte de los tópicos sobre la gente de izquierdas, son las cualidades ideales en una pareja. Juan Ruiz, arcipreste de Hita, aseguraba en el Libro de buen amor, escrito en el siglo XIV, que la mujer perfecta habría de ser, entre otras cosas, “en la cama muy loca, en la casa muy cuerda”, mientras que Shakira, en su tema “Perro fiel”, afirma que busca “un tipo atento y cariñoso/ pero que no sea muy celoso/ que en la calle sea un príncipe/ pero que en mi cama sea salvaje y peligroso”: o sea, cuerdo en la casa, loco en la cama.

El tiempo pasa, pero la esencia… permanece.

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Foto: mirando diferentes cosas con que adornar la entrada he dado en Google con esta simpática imagen, que sale al buscar “libro de buen amor”. No he sido capaz de encontrar una buena referencia, pero me parece demasiado buena como para dejarla ir.

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De NINGÚN LUGAR SAGRADO (blog del autor), 01/02/2018



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